Una dosis de alfombra roja: los Oscars (by Olivia Spiteri)

Como cada principios de año y tras las siempre copiosas Navidades y por consecuencia, el abono al gimnasio de turno, empieza el curioso fenómeno de la “Temporada de premios”.
Al decir esto, que por Dios nadie los confunda con premios humanitarios, de avances científico o en el campo de la medicina, me refiero a los Golden Globes, People Choice awards, Grammy’s, Goya y nuestra guinda en todo lo alto,los tan esperados Oscars.
Y es que, aunque nadie siga las películas, (en estos tiempos que son pocos los que se animan a ir al cine mas de una vez al mes o nunca como es mi caso) y no tengan ni idea de quien pueden ser las actrices, mas allá de un... “me suena ah! Siii, es aquella de la película esa donde pasaba esto y lo otro...” a una gran mayoría de nosotras, nos interesa la RED CARPET.


Yo, que siempre he seguido tales eventos, ya que me dedico al efímero arte del diseño de vestuario, veía estos vestidos estelares como representación de lo que son, un “Mira, soy la actriz del momento, quiero que me vean y mi diseñador quiere utilizarme como promoción”.

Recuerdo con especial cariño la época del VHS, mi madre y yo no quedábamos despiertas todo lo que se podía, porque los Oscars, eso si, caen siempre la madrugada del domingo al lunes ,para ver si nuestra película favorita salía triunfante y así, poder acostarnos al alba felices.

Ahora las cosas han cambiado y en cierta manera para mejor, ahora me levanto “fresquita” la mañana del lunes, enciendo mi ordenador y People magazine me pone al día en un plis plas de lo que ha pasado la noche anterior. Me ha hecho una selección previa de las mejores vestidas de la velada (para las peores vestidas, hay que esperar algo más).

Y luego, me voy al Facebook, que es mi página del periódico preferida, e invito a mis compañeras de descuartice a que participen el la bacanal de la alfombra roja.

Este año en particular no han estado muy afortunados, en mi humilde opinión. Hasta la magnífica y siempre sublime diosa del la Alfombra Roja, Cate Blanchet, se nos ha confundido con un modelo un tanto juvenil para su edad.


No sé, nada me ha parecido digno de ninguna mención especial ni me ha quitado el aliento como años anteriores, nada salvo lo acontecido con la ganadora al Oscar y al Bafta como mejor Diseñadora de Vestuario por la película “Mad Max: Fury Road”, Jenny Beavan.


Jenny Beavan es una mujer que en su pagina de IMDb (que yo también tengo una, como todos los del gremios farandulero) tiene este simple y hermosa biografía: "Jenny Beavan nació en 1950 en Londres, Inglaterra. Esta casada y tiene un hijo", y a continuación te enteras de que ha diseñado películas fantásticas como “Casanova”, “Defiance”, “El discurso del Rey”, “Amazing Grace” entre muchas otras, culminando este domingo con la fabulosa y complicadísima “Mad Max : Fury Road”. 

Por este último trabajo: ganó un Bafta primero y luego el Oscar... y nadie la aplaudió porque iba en vaqueros, ¡¡¡¡aaaarrrggggg!!!!.

¿¿¿¿¿ Pero estamos locos????? No lo comprendo, ¿cuál es el verdadero valor? ¿Tu talento en la profesión o cómo vendes fotos a las mas prestigiosas revistas de moda?

Me ha movido un poco lo cimientos, porque mientras yo pensaba, “¡¡¡Ole sus hue...!!!! Esta mujer, normal, desaliñada, con cierta edad, no ha querido complicarse su existencia ni añadirse más estrés pensando en qué carajo embutirse para disfrazarse claramente de alguien que no es, y ha pensado en que su trabajo habla por sí mismo”

Pues no señores, no la aplaudieron sus propios compañeros de profesión y futuros posibles compañeros de trabajo, ante tan magnífico y oscarizable trabajo. ¿Cómo te quedas?


En su pequeña biografía también hay una cita que dice algo así como: 

“Pienso que hay una idea equivocada de lo que es diseñar vestuario. Se piensa que tu trabajo es todo “maravilloso”, que pululas por tu estudio, ondeando telas brillantes mientras bebes champán con las estrellas del cine. La realidad es muy diferente y menos glamourosa, buscando ropas en mercados, haciéndolas con trozos reciclados y encontrándolas Dios sabe dónde. Trabajando con el mínimo presupuesto, intentando contentar las expectativas de toda la producción."

El de diseñador de vestuario es un trabajo estupendo, no quiero decir lo contrario, pero no siempre es tan divertido ni tan sencillo como la gente cree. Y ciertamente, su día a día no es glamouroso.

Y yo, mientras espero mi turno, seguiré poniéndole empeño a mi oportunidad de ganar algún día el privilegio de optar a un premio, aunque, cuando llegue el momento, (pensamiento positivo-Yo lo valgo-), no creo que pueda dejar pasar de largo la tentación de vestirme como una reina, porque hay que admitir que eso también mola.

Pues yo Jenny, te aplaudo.

Olivia Spiteri (bloguera invitada)


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