Como cada principios de
año y tras las siempre copiosas Navidades y por consecuencia, el abono al gimnasio de
turno, empieza el curioso fenómeno de la “Temporada de premios”.
Al decir esto, que por
Dios nadie los confunda con premios humanitarios, de avances
científico o en el campo de la
medicina, me refiero a los Golden Globes, People Choice awards,
Grammy’s, Goya y nuestra guinda en todo lo alto,los tan
esperados Oscars.
Y es que, aunque nadie
siga las películas, (en estos tiempos que son pocos los que se
animan a ir al cine mas de una vez al mes o nunca como es mi caso) y
no tengan ni idea de quien pueden ser las actrices, mas allá de
un... “me suena ah! Siii, es aquella de la película esa donde
pasaba esto y lo otro...” a una gran mayoría de nosotras, nos
interesa la RED CARPET.
Yo, que siempre he
seguido tales eventos, ya que me dedico al efímero arte del diseño
de vestuario, veía estos vestidos estelares como representación de
lo que son, un “Mira, soy la actriz del momento, quiero que me
vean y mi diseñador quiere utilizarme como promoción”.
Recuerdo con especial
cariño la época del VHS, mi madre y yo no quedábamos despiertas
todo lo que se podía, porque los Oscars, eso si, caen siempre la
madrugada del domingo al lunes ,para ver si nuestra película
favorita salía triunfante y así, poder acostarnos al alba
felices.
Ahora las cosas han
cambiado y en cierta manera para mejor, ahora me levanto “fresquita”
la mañana del lunes, enciendo mi ordenador y People magazine
me pone al día en un plis plas de lo que ha pasado la noche
anterior. Me ha hecho una selección previa de las mejores vestidas
de la velada (para las peores vestidas, hay que esperar algo más).
Y luego, me voy al Facebook, que es mi página del periódico preferida, e invito a mis
compañeras de descuartice a que participen el la bacanal de la
alfombra roja.
Este año en particular no han estado muy afortunados, en mi humilde opinión. Hasta la
magnífica y siempre sublime diosa
del la Alfombra Roja, Cate Blanchet, se nos ha confundido con
un modelo un tanto juvenil
para su edad.
No sé, nada me ha
parecido digno de ninguna mención especial ni me ha quitado el
aliento como años anteriores, nada salvo lo acontecido con la
ganadora al Oscar y al Bafta como mejor Diseñadora de Vestuario por
la película “Mad Max: Fury Road”, Jenny Beavan.
Jenny Beavan es una mujer
que en su pagina de IMDb (que yo también tengo una, como todos los del gremios
farandulero) tiene este simple y hermosa biografía: "Jenny Beavan
nació en 1950 en Londres,
Inglaterra. Esta casada y tiene un hijo", y a continuación te
enteras de que ha diseñado películas
fantásticas como “Casanova”, “Defiance”, “El discurso del
Rey”, “Amazing Grace” entre muchas
otras, culminando este domingo con la fabulosa y complicadísima “Mad Max : Fury Road”.
Por este último trabajo: ganó un Bafta primero y luego el Oscar... y nadie la aplaudió
porque iba en vaqueros, ¡¡¡¡aaaarrrggggg!!!!.
¿¿¿¿¿ Pero estamos
locos????? No lo comprendo, ¿cuál es el verdadero valor? ¿Tu
talento en la profesión o cómo vendes fotos a las mas prestigiosas
revistas de moda?
Me ha movido un poco lo
cimientos, porque mientras yo pensaba, “¡¡¡Ole sus hue...!!!!
Esta mujer, normal, desaliñada, con cierta edad, no ha querido
complicarse su existencia ni añadirse más estrés pensando en qué
carajo embutirse para disfrazarse claramente de alguien que no es, y
ha pensado en que su trabajo habla por sí mismo”
Pues no señores, no la
aplaudieron sus propios compañeros de profesión y futuros posibles
compañeros de trabajo, ante tan magnífico y oscarizable trabajo.
¿Cómo te quedas?
En su pequeña biografía
también hay una cita que dice algo así como:
“Pienso que hay
una idea equivocada de lo que es diseñar vestuario. Se piensa que tu
trabajo es todo “maravilloso”, que pululas por tu estudio,
ondeando telas brillantes mientras bebes champán con las estrellas
del cine. La realidad es muy
diferente y menos glamourosa, buscando ropas en mercados, haciéndolas
con trozos reciclados y encontrándolas Dios sabe dónde. Trabajando
con el mínimo presupuesto, intentando contentar las expectativas de
toda la producción."
El de diseñador de
vestuario es un trabajo estupendo, no quiero decir lo contrario, pero
no siempre es tan divertido ni tan sencillo como la gente cree. Y
ciertamente, su día a día no es glamouroso.
Y yo, mientras espero mi turno, seguiré poniéndole empeño a mi
oportunidad de ganar algún día el privilegio de optar a un premio,
aunque, cuando llegue el momento, (pensamiento positivo-Yo lo
valgo-), no creo que pueda dejar pasar de largo la tentación de vestirme
como una reina, porque hay que admitir que eso también mola.
Pues yo Jenny, te
aplaudo.
Olivia Spiteri (bloguera invitada)
Olivia Spiteri (bloguera invitada)
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